Caminando con Jesús Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds |
SANTA TERESA BENEDICTA DE (EDITH STEIN) |
ORA
COMO EDITH STEIN “...Ante todo, ¿dónde tenemos el modelo concreto
de ser humano total? La imagen de Dios en forma humana ha surgido ante
nosotros en Jesucristo, el Hijo del hombre. Si consideramos esta realidad tal
y como a nosotros se nos presenta en el sencillo relato de los Evangelios,
eso mismo abre nuestros ojos. Cuanto mejor conocemos al Salvador, tanto más
quedamos fascinados por esta sublimidad y dulzura, por esta libertad regia,
que no conoce otra vinculación que la sumisión a la voluntad del Padre, por
esta libertad respecto de toda criatura, que es a la vez la base para el amor
misericordioso por toda criatura. Y cuanto más profundamente entra en
nosotros esta imagen de Dios, tanto más se despierta nuestro amor, tanto más
nos duelen todas las desviaciones respecto de él, en nosotros y en los otros:
se nos abren los ojos para el verdadero conocimiento humano, libre de todo
encubrimiento. Y, cuando las fuerzas parecen venir a menos para soportar la
debilidad humana en nosotros o en los
demás, entonces nuevamente basta con una mirada al Salvador: él no se ha
retirado con disgusto ante nuestra miseria, sino que precisamente por esta
miseria nuestra ha venido a nosotros y la ha cargado sobre sí_ “Llevaba
nuestros dolores (...) y con sus llagas nos curó”(Is.53,
4 y 5). Si no sabemos dónde debemos acudir para encontrar
auxilio, él mismo ha dispuesto para nosotros el remedio salvífico. Por sus
sacramentos él nos limpia y fortalece. Y, si confiadamente caminamos con él,
como es su voluntad, su espíritu nos impregna cada vez más y nos configura;
por la unión con él aprendemos a no necesitar apoyos humanos y a ganar la
libertad y la solidez que hemos de tener para ser para otros
asidero y apoyo. El mismo nos conduce y nos muestra cómo debemos
conducir a otros. Alcanzamos así por medio de él la verdadera humanidad y a
la vez la correcta actitud personal. Quien a él mira y a él se dirige tiene a
Dios ante sus ojos, el prototipo de toda personalidad, y la esencia de todos
los valores. Aquí está la entrega hacia la que la naturaleza se inclina, aquí
encontramos también el amor y la entrega absolutos que nosotros entre seres
humanos buscamos siempre en vano. Y la entrega a Cristo no nos hace a
nosotros ciegos y sordos para aquello que los otros necesitan, al contrario.
Entonces buscamos la imagen de Dios en todos los seres humanos y queremos
ayudarles siempre a caminar hacia la libertad. Así pues, tras eso también
nosotros podemos decir: la especificidad de la mujer consiste esencialmente
en la particular receptibilidad para la acción de Dios en el alma, y llega a
su pleno desarrollo si nos abandonamos a esta acción confiadamente y sin
resistencia.” (“El valor específico de la mujer en su significado para
la vida del pueblo” Conferencia dada para De |
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