Reflexión desde las Lecturas del Domingo XVIII,
Ciclo A Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. DENLES
USTEDES DE COMER También a nosotros nos dice hoy Jesús: “Denles
ustedes de comer”. Con cinco panes y dos peces dio de comer a la
multitud. Pero ¿qué hubiera ocurrido si los discípulos se hubieran guardado
los cinco panes y los dos peces? Probablemente, Jesús no hubiera hecho el
milagro y la multitud se hubiera quedado sin comer. Lo mismo que a los discípulos, ni a ti ni
a mí nos pide Jesús que solucionemos todos los problemas ni que hagamos
milagros. Los milagros los hace Él. Pero sí nos pide una cosa: que pongamos a
su disposición todo lo que tenemos; poco o mucho, da igual, pero que sea todo
lo que tienes. Ante el hambre de pan material y el hambre de la verdad de
Cristo que tanta gente padece, ¿vas a negarle a Cristo tus cinco panes y tus
dos peces? Si los discípulos no hubieran entregado a
Jesús lo poco que tenían alegando que lo necesitaban para ellos, varios miles
se hubieran quedado sin comer y, sobre todo, se hubieran quedado sin conocer
el poder de Cristo realizando tal milagro. Si tú le niegas tus panes y tus
peces, eres responsable de que Cristo hoy no siga alimentando a la gente y de
que muchos no le conozcan al no darle la posibilidad de hacer milagros
multiplicando tus pocos panes y peces. 2. PRIMERA
LECTURA Is 55, 1-3 Dios, generoso, ofrece a manos llenas la
abundancia de sus bienes. Su promesa es que haya comida y bebida para todos.
No hace falta desembolsar dinero para disfrutar de los bienes de Dios. Otro es
el modo de vivir cuando se ama a Dios, el modo que Jesús demostrará. Lectura del libro de Isaías. Así habla el Señor: ¡Vengan a tomar agua,
todos los sedientos, y el que no tenga dinero, venga también! Coman
gratuitamente su ración de trigo, y sin pagar, tomen vino y leche. ¿Por qué
gastan dinero en algo que no alimenta y sus ganancias, -en algo que no Sacia?
Háganme -caso, y comerán buena comida, se deleitarán con sabrosos manjares.
Presten atención, y vengan a mí, escuchen bien y vivirán. Yo haré con ustedes
una alianza eterna, obra de mi inquebrantable amor a David Palabra de Dios 2.1 TODOS LOS QUE SE
SIENTAN NECESITADOS A DIRIGIRSE A DIOS El profeta invita a todos los que se
sientan necesitados a dirigirse a Dios, que les colmará en todo. Sólo se exige como condición para incorporarse a la
nueva comunidad mesiánica, en la que se cumplirán las promesas hechas a
David, la obediencia y fidelidad al Señor. La invitación se dirige a todos los que
padecen alguna necesidad. En el fondo, el profeta piensa en las necesidades y
angustias morales de su pueblo, simbolizadas en las necesidades más
perentorias humanas, de comer y beber. Todos están invitados a formar parte
de la nueva comunidad mesiánica, aun los desprovistos de todo bien material; “Así
habla el Señor: ¡Vengan a tomar agua, todos los sedientos, y el que no tenga
dinero, venga también!”. Por otra parte, el profeta invita, en nombre
de Dios, a que busquen los verdaderos bienes que sacian el alma, y no los
materiales: “Coman gratuitamente su ración de trigo, y sin pagar, tomen vino y
leche. ¿Por qué gastan dinero en algo que no alimenta y sus ganancias, -en
algo que no Sacia?”, ¿para qué andar tras de cosas superficiales, que
no proporcionan felicidad al hombre, dejando los valores ético-religiosos,
que son como el pan insustituible para comer y que da verdaderamente
saciedad? Si los hambrientos y sedientos se acercan a Dios con sinceridad y
docilidad: “Háganme -caso, y comerán buena comida, se deleitarán con sabrosos
manjares. Presten atención, y vengan a mí, escuchen bien y vivirán”,
entonces surgirá un nuevo pacto; “Yo haré con ustedes una alianza eterna”,
continuación del de las grandes misericordias a David: “obra de mi inquebrantable amor
a David”, el de las promesas hechas a David sobre la permanencia de
su dinastía y la protección que sobre su casa dispensaría a través de todos
los tiempos. David ha quedado como un testimonio para las gentes, en cuanto
simboliza a su pueblo, objeto de las bendiciones divinas, que aquí se
prometen como eternas, y a la vez es prototipo del futuro Mesías, nacido de
su dinastía, que iba a ser realmente un jefe y maestro de su pueblo. 3. SALMO El Salmo 144 que trae la
Liturgia de este domingo, nos ofrece unos textos de meditación relacionados
con la lectura anterior: “Abres tus manos Señor y nos colmas con tus bienes.
Los ojos de todos están fijos en el Señor y Él les da la comida a su
tiempo... Está cerca de los que lo invocan sinceramente”. El Señor es fiel y
providente, levanta a los que caen y suministra a las criaturas lo necesario
para vivir. SaI
14 4, 8-9 15-18 R.
Abres tu mano, Señor, y nos colmas de tus bienes. El Señor es bondadoso y compasivo, lento
para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene
compasión de todas sus criaturas R Los ojos de todos esperan en ti, y Tú les
das la comida a su tiempo; abres tu mano y climas de favores a todos los
vivientes. R. - El Señor es justo en todos sus caminos y
bondadoso en todas sus acciones; está cerca de -aquéllos que lo invocan, - de
aquellos que lo invocan de verdad R 3.1 ABRES TU MANO, SEÑOR, Y NOS COLMAS DE
TUS BIENES. Este
Salmo es un himno que canta a Dios como Señor del universo alabando su
señorío y su poder, su bondad y providencia, su misericordia y amor con
todos. Aunque se recuerdan sus obras, es a Él mismo a quien se canta, como
autor de todas ellas. Los
versículos elegidos para salmo responsorial en la Liturgia de hoy se fijan
sobre todo en el cuidado providente de Dios, que da el alimento necesario y
sacia de favores a todas sus criaturas. “nos colmas con tus
bienes”. Es un aspecto del pastoreo de Dios que contemplábamos
el domingo pasado. El salmo insiste en la totalidad –repite varias veces el
adjetivo “todo”: “todas tus obras”, “todos tus fieles”,
todas las acciones de Dios en todas las épocas están marcadas por este amor
providente; y no sólo los hombres, sino todas las criaturas: nada ni nadie
queda excluido. Por eso, “los ojos de todos te están aguardando”; “sus
ojos vuelven todos y tú los alimentas a su tiempo”. ¿También los
nuestros? Y su providencia nunca se equivoca –les das la comida a su tiempo
–, ya que “el Señor es bondadoso en todas sus acciones”. También cuando en
nuestra vida aparece el dolor. “¡Son mis lágrimas mi pan, de día y de
noche, mientras me dicen todo el día: ¿En dónde está tu Dios? (Salmo
42,4) 4. SEGUNDA
LECTURA Rom 8, 35, 37-39 Dios ya nos ha regalo su amor En Cristo él
nos ha dado todo se ha dado a si mismo 6Que otro poder será más fuerte que
este amor generoso y apasionado que el Padre Manifestó en Jesús. Este amor
nos sostiene en medio de toda circunstancia adversa. Lectura de la carta del Apóstol san Pabló
a los cristianos de Roma Hermanos Quien podrá separamos del amor de
Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias la persecución, el hambre, la
desnudez los peligros, la espada’? Pero en todo esto obtenemos una amplia
victoria, gracias a Aquél que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la
muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo
futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna
otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo
Jesús, nuestro Señor. - Palabra de Dios. 4.1 ¿QUIEN PODRÁ
SEPARAMOS DEL AMOR DE CRISTO? Terminada la enumeración de garantías divinas
que dan certeza a nuestra esperanza (v. 18-30), San Pablo desahoga su corazón
en un como canto anticipado de triunfo, pasaje quizás el más brillante y
lírico de sus escritos, proclamando que nada tenemos que temer de las
tribulaciones y poderes de este mundo, pues nada ni nadie podrá arrancarnos
el amor que Dios y Jesucristo nos tienen: “Hermanos ¿Quién podrá
separamos del amor de Cristo? Evidentemente el Apóstol sigue
refiriéndose, igual que en los versículos anteriores, a los cristianos en
general, y en ese sentido debe entenderse la expresión “elegidos de Dios,” de
que se habla en el v.33. Para hacer resaltar más el amor de Dios hacia
nosotros (v.31), recuerda el hecho de que nos dio a su propio Hijo, ¿cómo,
pues, vamos a dudar de que nos dará todo lo que necesitemos hasta llegar a la
glorificación definitiva? (v.32). A continuación (v.35-39) enumera una serie
de obstáculos o dificultades con que el mundo tratará de apartarnos del amor
de Cristo; “¿Las tribulaciones, las angustias la persecución, el hambre, la
desnudez los peligros, la espada?” Y del amor de Dios en Cristo; “ni
lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del
amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor”. Fijémonos
en esta última expresión con la que el Apóstol da a entender que el Padre nos
ama, no aisladamente, por así decirlo, sino “en Cristo Jesús” es
decir, unidos a nuestro Redentor como miembros a la cabeza, como hermanos
menores al primogénito. No es fácil determinar qué signifique concretamente
cada uno de los términos empleados por San Pablo: “¿Las tribulaciones, las
angustias”.. “ni lo alto ni lo profundo”, ni
tampoco hemos de dar a ello gran importancia; la intención del Apóstol mira
más bien al conjunto, tratando de presentarnos todo un mundo conjurado contra
los discípulos de Cristo, pero que nada podrá contra nosotros. “Los
ángeles, los principados”, parecen hacer alusión a los espíritus
malignos contrarios al reino de Cristo (cf. 1 Cor 15:24; Ef 6:12; Col 2:15); “lo
alto y lo profundo, (abstractos por concretos) parecen aludir a
las fuerzas misteriosas del cosmos (espacio superior e inferior), más o menos
hostiles al hombre, según la concepción de los antiguos. San Pablo, para el presente y para el
futuro, quiere inculcar al cristiano que las persecuciones y sufrimientos no
influirán para que Dios nos deje de amar, “ninguna otra criatura podrá separarnos
jamás del amor de Dios”, como a veces sucede entre los seres humanos,
al ver oprimido y pobre al amigo de antes, sino que nos unirán más a Él,
siendo más bien ocasión de victoria “gracias a Aquél que nos amó”. Este amor de Dios y de Cristo, tan
maravillosamente cantado por San Pablo, es, no cabe duda, la raíz primera y
el fundamento inconmovible de la esperanza cristiana. Por parte de Dios nada
faltará; el fallo, si se da, será por parte nuestra. 5. EVANGELIO
Mt 14, 13-21 Al comenzar el relato, los discípulos
quieren que Jesús despida a la gente para que vaya a buscarse su propia
comida. Pero Jesús no la despide sino que la hace sentar cómodamente sobre la
hierba. Después de haber compartido la comida, no como un acto individualista
en que cada uno compró lo suyo, sino que fue poner en común frente a Jesús lo
que había, entonces sí despide a la gente. Jesús había sanado a los enfermos
y había saciado su hambre, pero también había colmado la necesidad de Dios y
su palabra Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo. Jesús se alejó en una barca a un lugar
desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente dejo las ciudades y lo
siguió a pie. Cuando desembarco Jesús vio una gran muchedumbre y,
compadeciéndose de ella, sanó a los enfermos. Al atardecer, los discípulos se
acercaron y le dijeron: Este es un lugar desierto y ya se hace tarde despide
a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos”. Pero Jesús
les dijo: “No es necesario que se vayan; denles de comer ustedes mismos”.
Ellos respondieron: “Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados”.
“Tráiganmelos aquí”, les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se
sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando
los ojo sal cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus
discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta
saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que
comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar, las mujeres y los niños. Palabra del Señor. 5.1 JESÚS
SE RETIRA EN BARCA A UN LUGAR DESIERTO En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la
muerte de Juan el Bautista, “se alejó en una barca a un lugar desierto
para estar a solas”. Jesús se retira en barca a un lugar desierto a
causa de la noticia de la muerte del Bautista; Van a un lugar desierto, cerca
de Betsaida (Lc). Dice el Evangelio: “Apenas lo supo la gente dejo las ciudades
y lo siguió.” Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los
pueblos. La gente se dio cuenta y “lo siguió a pie” desde los
pueblos. La multitud que oyó esto y que le iba a buscar debía de ser en gran
parte de gentes que se iban concentrando allí para ir a la muy cercana
Pascua, en caravanas, a Jerusalén. Quizá estas gentes se encontraron en
Cafarnaúm, centro caravanero para ir a Jerusalén por el valle del Jordán,
evitando así las molestias de ir por Samaría. De Cafarnaúm a Betsaida hay a
pie 10 kilómetros. 5.2 SE
COMPADECIÓ DE ELLA Y CURÓ A LOS ENFERMOS “Cuando desembarco Jesús vio una gran
muchedumbre y, compadeciéndose de ella, sanó a los enfermos.” Podemos suponer que un retraso por
conversación o con viento en contra permitió a las gentes llegar a aquella
zona antes que Él. También relata Mateo que: Al desembarcar vio Jesús a la
muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Hubo curaciones.
Marcos dirá que se compadeció de ellos porque estaban como ovejas sin pastor,
frase de evocación bíblica (Ez 34:5), que aquí tiene su aplicación por estar
a merced del fariseísmo y sin la enseñanza del verdadero Pastor (Ez c.34). 5.3
SIEMPRE MOTIVADO POR UN AUTENTICO SENTIMIENTO DE AFECTO Jesús nos muestra como en casi en todos
los Evangelios su carácter lleno de sentimientos de pena y lástima por la
desgracia o por el sufrimiento ajeno. Siempre nos enseña esa natural
inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y
sufrimientos, siempre motivado por un auténtico sentimiento de afecto, cariño
y solidaridad hacia aquella gente que estaba cansada y hambrienta, por querer
estar en su compañía, es así como sintió una gran compasión y curó a los
enfermos que ellos traían. 5.4 LOS
DISCÍPULOS ESTÁN PREOCUPADOS Mateo relata: “Al atardecer”. Como ya se hacía tarde, pone en conocimiento
que el día está por terminar, y ya no hay tiempo necesario para poder ir a
proveerse de víveres y alojamientos, entonces se acercaron “los
discípulos y le dijeron: Este es un
lugar desierto y ya se hace tarde”. Los discípulos están preocupados,
lo que había llevado como provisiones, no era suficiente para tanta gente. La
enseñanza que impartía de Jesús debe haber sido cautivante, se había quedado
más tiempo de lo considerado y se habían agotado los víveres. Entonces los
discípulos le dicen al Señor: “despide a la multitud para que vaya a las
ciudades a comprarse alimentos”. 5.5 DENLES
USTEDES DE COMER Pero Jesús les contestó: “No
es necesario que se vayan; denles de comer ustedes mismos”. Ellos
respondieron: “Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados”. El Corazón de Jesús, siempre está dispuesto
a dar una solución y no titubea en recurrir a lo que Él puede hacer, para ir
en ayuda a tanta gente hambrienta, entonces le dijo: “Tráiganmelos aquí”.
Jesús dan pan material a las gentes, pero él sabe que también los hombres
sienten hambre de Dios, las dos hambres que experimenta el hombre y los dos
son urgentes de atender. 5.6 MANDÓ
QUE LA GENTE SE RECOSTARA EN LA HIERBA. Luego mandó que la gente se recostara en la
hierba. “Tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al
cielo”. Jesús elevó los ojos al cielo. Este gesto de Jesús era
frecuente en su oración. En cambio, no era usual en las costumbres rabínicas,
porque se decía: “La regla es que el que ora ha de tener los ojos bajos y el
corazón elevado al cielo.” Jesús no enseña nuevamente que todo viene del
Padre, El está con su corazón en ese momento en la
tierra, pero levanta los ojos al cielo, enseñándonos que es allí donde
debemos mirar, porque todo viene de Dios y todo nos debe llevar a Dios.
También el relato nos dice que: pronunció una bendición. Jesús sigue la
tradición judía. La costumbre rabínica había establecido que no se comiese o
bebiese sin bendecir los alimentos, pues equivalía a un pecado de
infidelidad. 5.7
PARTIÓ LOS PANES Y SE LOS DIO A LOS DISCÍPULOS También dice Mateo que: “partió
los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la
multitud”. El milagro se hizo
en las manos de Jesús, y se puede suponer que se fue multiplicando en las
manos de los discípulos, porque de lo contrario hubiese sido incesante e
inacabable ir y venir a Jesús. Entonces, Jesús no sació directamente el
hambre, lo hace a través de sus discípulos, es así como les dios a ellos los panes
y estos a las gentes. 5.8 TODOS
COMIERON HASTA SACIARSE Así han de ser los apóstoles de hoy, en
ningún caso indiferente a las necesidades de los demás, siempre dispuestos a
atender y acudir en la ayuda de los necesitados, con generosidad y sin pensar
muchas veces en el descanso, porque esto se hace por el amor a Cristo, por
amor al Padre Bueno y a todos sus hermanos. Los apóstoles le ofrecieron a Jesús todo
lo que tenían, fruto del trabajo y del esfuerzo, solo cinco panes y Jesús
hizo todo los demás. El Evangelio continúa: “Todos comieron hasta saciarse
y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron
fueron unos cinco mil hombres, sin contar, las mujeres y los niños.” El milagro fue tan abundante, que todos se
saciaron y luego recogieron doce canastos sobrantes. Era uso judío recoger,
después de las comidas, los trozos de comida caídos a tierra. El milagro se
constataba bien: las sobras eran más que la materia de cinco panes para el
milagro. 5.9 LAS
GENTES QUE NO TIENEN QUÉ COMER EN EL DESIERTO En el trasfondo de este hecho está la
evocación de Moisés, viniendo a ser ello una tipología de esta obra de Jesús.
A las gentes que no tienen qué comer en el desierto (Núm 11:13.14), Moisés,
con su oración, logra el maná. En esta época se esperaba que el Mesías
saliese del desierto, y aparecieron por entonces varios pseudo Mesías, que
llevaban las gentes al desierto, donde las prometían señales prodigiosas y de
donde saldrían triunfadores, pero se cuenta que su fin fue desastroso. Igualmente,
en los días mesiánicos, como renovación de los días del desierto, se esperaba
una lluvia perpetua de maná. Todo esto podía provocar una explosión de
entusiasmo mesiánico en torno a Jesús. Pero Jesús despachó a las gentes y
discípulos, para que no se dejasen contagiar de aquel mesianismo, no era el
auténtico, ni la hora de su plena proclamación, y El mismo se marchó solo a
un monte a hacer oración. La esperanza de las gentes que habían
seguido a Jesús, no quedo fallida, ellos recibieron lo que necesitaban,
llegaron enfermos y fueron curados, para saciar su hambre les proporcionó
pan, para saciar su espíritu, Él les entrego su la Palabra. 5.10 PONGAMOS EN MANOS DE LOS DEMÁS COMPARTIENDO
SOLIDARIAMENTE El que sigue resueltamente a Jesucristo,
encuentra todo lo que necesita para sí, en esta vida terrenal y luego en la
vida eterna. Nuestro amado Padre Bueno, ya nos ha regalo su amor. En Cristo
nos ha dado todo, se ha dado a sí mismo. ¿Qué otro poder será más fuerte que
este amor generoso y apasionado que el Padre manifestó en Jesús? Este amor
nos sostiene en medio de toda circunstancia adversa. Así lo comprendió
también San Pablo; ¿Quién podrá
separamos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la
persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? (Rom 8, 35). Así como Pablo, que convencido de que en
el amor de Cristo tiene la fortaleza para vencer cualquier dificultad, así
también sea para nosotros el mismo convencimiento. Así como las gentes
dejaron todo por seguir al Señor hasta el desierto, y sin importarle el
hambre no se apartaron de Él, que
ninguna adversidad nos contenga para seguirle. Así como el Señor pone en nuestras manos
muchos bienes, pongamos en manos de los demás compartiendo solidariamente lo
que tenemos, para que le demos a otros nosotros mismos. Cristo
Jesús viva en sus corazones Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Domingo XVIII Ciclo A Publicado
en este link: PALABRA DE DIOS Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén |
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