NECESITAMOS SE LIBRES PARA VIVIR EN PAZ JESUS ES FUENTE DE NUESTRA PAZ Y LIBERTAD. Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 1.
VIVIR
EN PAZ, ES VIVIR EN DIOS Necesitamos conocer profundamente a Jesús para ser libres y vivir en paz. Conocemos íntimamente a Jesús a través de su Palabra y del dialogo personal con El. La lectura y meditación de las Escrituras, nos permiten conocer los misterios que el Señor nos quiere revelar y tener en oración un dialogo de amistad de corazón a corazón. Las buenas enseñanzas, vienen de Dios, las buenas noticias nos las trajo por puro amor a los hombres nuestro Señor Jesús. Vivir en paz, es vivir en Dios. “Grande es Dios, que en la paz de su siervo se complace! (Sal 35, 27). Nos ha dicho Jesús: “Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. (Jn 8, 31-32) y mas adelante nos agrega: Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. (Jn 8, 36) El es el mismo Jesús que nos ha dicho: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. (Jn 10, 10). 2.
NO
BASTA CON CREER EN JESÚS, TAMBIÉN DEBEMOS CREERLE. Jesús nos invita a conocerlo, si le conocemos a El,
conoceremos el camino que nos lleva al Padre, Para conocer mas y mejor a Jesús, el nos ha dejado 3.
Cada persona tiene la posibilidad
de creerle a Jesús, así como creer en El y permanecer en su palabra para ser
sus discípulos. Además somos libres para oír y por oír Sin embargo, no debemos
confundirnos, que nos sólo por leer las Sagradas Escrituras, vamos a ser
libres y gozar de la paz de Jesús. En efecto, 4.
¿Y
DE QUE SOMOS LIBRES? Somos libres de muerte eterna a través de la vida eterna, porque el cuerpo muere, pero el alma vive para siempre. Pregunta Jesús: Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto? (Jn 11, 25). Así además somos libres del temor a la muerte, porque durante toda nuestra vida vivimos esclavos de este temor. “y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. (Hebreos 2, 14) Deseamos se libres para cumplir con nuestros anhelos de experimentar libremente vida y paz en nuestra alma y con alegría, como nos invita San Pablo: “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses (SBJ) 4, 4-7) 5.
LIBERTAD
ES LO QUE CADA UNO DESEAMOS Y LO QUE CADA UNO NECESITAMOS. Naturalmente, nosotros debemos enfatizar que toda esta maravillosa libertad, se nos muestra disponible a través Jesús, para todos aquellos que eligieron el creer, confiar y tener fe en El, en su Palabra, en sus enseñanzas. Libertad es lo que cada uno deseamos y lo que cada uno necesitamos. Y no estamos hablando simplemente de hacer cualquier cosa que se nos ocurra, cuando queramos y donde se desee. Y queremos la libertad que viene de lo alto, del cielo y le pedimos a Dios como nos enseño Jesús, “Hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo." El deseo de Dios es ver Su voluntad revelada en la tierra como lo es en el cielo. Como hijos de Dios, estamos destinados a vivir del reino celestial mientras vivamos en esta vida terrena. Esta es la fuente de verdadera libertad. Por eso nos enseña Jesús: Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. (Mt 6,33). San Pablo, apóstol de Jesucristo, que fue libre para amar y seguir a Jesús nos recuerda que: Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. (Colosenses 3, 1-4), como también nos enseña: Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud. Soy yo, Pablo, quien os lo dice: (Gálatas (SBJ) 5, 1-2). Esta es la libertad que necesitamos, ésta es la que hemos recibido de Jesús, ésta es la libertad que él quería que tuviésemos. Ciertamente es necesario comprender que la voluntad de Dios es que seamos libres, con la libertad que El nos ha dado. Obtener libertad es una cosa, pero mantenerse libre es otra cosa. 6.
RECONOCER
QUE SOMOS ESCLAVOS Algunos dirá: ¿pero no somos esclavos, de que libertad estamos hablando?, Es por tanto necesario reconocer que el pecado es una esclavitud, que se origina de una decisión de nuestra libre voluntad de no obedecer a Dios. Si decimos: “No tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos: No hemos pecado, le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros.” (1 Jn 1, 8). Y la otra esclavitud, es dejarnos llevar de la mano por el maligno. En efecto, el maligno nos seduce y nos invita a diario, esto es, cada vez que cometemos una falta contra Dios, le hacemos caso al demonio, cuando hablamos mal de alguien injustamente, “No habléis mal unos de otros, hermanos”. (Santiago 4, 11), cuando atentamos contra la vida o estamos de acuerdo, por ejemplo el aborto, en fin, son muchas las formas en la cual se nos invita a dejarnos llevar a lo que Dios no quiere de sus hijos. Por tanto el pecado trae consecuencias que incluye las cargas de pena, culpa y separación de nuestra relación con Dios, como del mismo modo con otros creyentes. Así que, el camino a la libertad es reconocer y confesar nuestro pecado al Señor y tener fe en que El nos perdona, limpia y nos hace libres. Debemos darnos cuenta que hay una clave muy importante en este ejercicio espiritual. Primero, debemos confesar nuestros pecados a Dios; segundo, debemos recibir nuestro perdón. Si nosotros no recibimos la libertad del perdón y con gran fe, entonces, no hay liberación de las penas del pecado. “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” (Jn 20, 23) 7.
ACEPTAR
EL RETO DE MANTENER NUESTRA LIBERTAD. Ahora bien, es tan importante como conseguir nuestra libertad, es aceptar el reto de mantenerla, porque ciertamente una cosa es conseguir la libertad y otra es mantenernos libres. Esto es no dejarse contaminar, "un poco de levadura contamina toda la masa." Por esa razón es importante sentirnos libre para someternos y sujetarnos nosotros mismos a Dios, pero como decisión nuestra, porque El así nos lo ha enseñado y es nuestra libre voluntad el decidir someternos a El, para buscarle y para estar cerca de El, así como nos enseña el Apóstol Santiago quien convivió junto a Jesús en la tierra por algunos años: “Someteos, pues, a Dios; resistid al Diablo y él huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Purificaos, pecadores, las manos; limpiad los corazones, hombres irresolutos. Lamentad vuestra miseria, entristeceos y llorad. Que vuestra risa se cambie en llanto y vuestra alegría en tristeza. Humillaos ante el Señor y él os ensalzará.” (Santiago 4) Si queremos ser libres del ataque del maligno, debemos estar resistiendo arduamente al enemigo. "Estar firmes contra el diablo" es la instrucción que nosotros recibimos en Su Palabra. Una clave que debemos aprender es que el diablo debe responder a nuestra resistencia cuando estamos en la posición correcta con el Señor. Esa posición es una posición de humildad ante El Señor, sumisión e intimidad con El. 8.
BUSQUEMOS
Si yo no me siento libre, no es por culpa nadie más que mía, en efecto, somos responsables de hacer nuestra propia decisión de ser libres no importando que circunstancias o situaciones puedan ser. Ciertamente, existen a nuestro alrededor personas que tratan de controlarnos negativamente, manipularnos o influenciarnos, debemos estar atentos contra esa actitud y de cual es la intención de aquella persona y cuanto de maligno hay en ella. Si hay alguien que busque frustrarnos, agraviarnos, provocarnos, irritarnos, y perseguirnos, no se lo podemos permitir, y somos libres para alejarnos de ese tipo de personas. Para ello busquemos la fuerza que nos viene de Dios, de vivir unidos en oración con El. “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo….Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes.” (Efesios 6, 11-13) ORACION "Te agradecemos Padre, por
el regalo de Tu Hijo, Jesús, Quien es el Camino, Te agradecemos Padre por el
Espíritu Santo, el Espíritu de Te agradecemos por la libertad que tú nos diste a través de estas verdades. ! Gracias Señor, Amen!" El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds Enero 2006 |