“Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi
predilección: escúchenlo” Mt 17, 1-9 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 5.1 JESÚS TOMÓ A PEDRO, A SANTIAGO Y A JUAN En aquel tiempo, “Jesús tomó a Pedro, a Santiago
y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un monte
elevado”. A diferencia de otros fragmentos de los evangelios, en este
no se precisa el nombre del lugar, Mateo dice que es un monte elevado, pero
la tradición lo ha localizado en el Tabor, de aproximadamente 600 metros de
altura sobre la llanura. Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la
montaña para orar. En otra ocasiones, él ha subido al monte a orar solo, (Mt
14, 23) en esta ocasión ha invitado a tres de sus apóstoles y, los ha
escogido como testigos para una gran acontecimiento. Ellos son los mismos
apóstoles que luego serán testigo de su agonía en Getsemaní. Se podría pensar
que ocupaban un lugar privilegiado de entre sus apóstoles. Ellos se sentían
muy bien el estar allí. 5.2 JESÚS HABÍA SUBIDO ORAR La primera enseñanza importante es, que
Jesús había subido orar, él siempre lo está haciendo, es un modelo que
debemos hacerlo parte de nuestra vida diaria, orar al Padre. En esta ocasión
invita tres de sus amigos íntimos, entregándonos una gran oportunidad para
aprender de este ejemplo, cuando Jesús invita a seguirlo, es porque nos está
dando la oportunidad de ser testigo de las maravillas del Señor, como para
darnos a conocer cada instante de su vida. Prestemos atención a las invitaciones
que nos hace Jesús, tengamos disposición de atender sus palabras, y guardar
silencio para oírlo. 5.3 SU ROSTRO RESPLANDECIA En aquella elevada soledad Jesús les
muestra su aspecto divino "cambiando de aspecto". De acuerdo al
relato de Lucas, mientras Jesús oraba, su rostro cambió de aspecto y sus
vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Ahí se transfiguró en
presencia de sus apóstoles, y como dice Mateo, insiste particularmente en la
luz y el fulgor que emanan de él, “su rostro resplandecía como el sol y sus
vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto aparecieron ante ellos
Moisés y Elías, conversando con Jesús” según Lucas, también aparecen
resplandecientes. 5.4 LA TRANSFIGURACIÓN, ES UNA EXPERIENCIA
PROFUNDA La transfiguración, es una experiencia
profunda de fe tenida por Pedro, Juan y Santiago, los amigos más íntimos de
Jesús. Así es, que como para llegar a conocer los momentos más transcendentes
de Jesús, necesitamos ser sus amigos íntimos, con una comunicación profunda,
como la que ellos tuvieron para percibir a Jesús en su verdadera identidad. Debe haber sido un instante de éxtasis,
vieron la realidad gloriosa de Jesús, aunque no se les mostró en toda su
magnitud, porque para llegar a entenderlo, tuvieron que conocer a través de
la vida, pasión y muerte y de sus propios sufrimientos y muerte, que hay que
pasar por esta última, la muerte, para llegar a la vida. 5.5 JESÚS NOS TRANSFIGURA NUESTRA VIDA Jesús nos transfigura nuestra vida, Él nos
ayuda a descubrir la presencia de Dios en nosotros y nos llama a ser sus
testigos ante un mundo de contradicciones. Entonces “Pedro dijo a Jesús: “Señor,
¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una
para ti, otra para Moisés y otra para Elías.” Muchas veces soñamos
con grandes templos y majestuosos, no preocupamos por construir bellas
Iglesias o templos muy bien ambientados para Dios, sin embargo siempre
debemos recordar que el lugar favorito de El no deja de ser aquí entre
nosotros, en el corazón de todos los hombres, en nuestra familia, junto a los
niños, a los trabajadores, a los religiosos, sacerdotes, laicos, y con gran
privilegio donde la calidez del amor está presente. 5.6 ESTE ES MI HIJO MUY AMADO Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa
los cubrió y de ella salió una voz que decía: “Este es mi Hijo muy querido,
en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo”. La manifestación
de esta nube luminosa, es una revelación de la divinidad, lo que los teólogos
llaman teofanía, es el símbolo de la presencia de Dios, y en ese momento
sucede allí. Dice el Evangelio que al oír esto, los discípulos cayeron rostro
en tierra, llenos de un gran temor, esto es porque en el Antiguo Testamento
se decía que no se podía ver a Dios y vivir (Ex 33:19; Lev 14:13; etc.). Esto
es lo que se acusa aquí. 5.7 ESCUCHAR A SU HIJO AMADO Pero debemos comprender, que esta es
nuestra gran instrucción que nos solicita Dios, escuchar a su Hijo amado, y
eso nos debe caracterizar para ser un servidor de verdad, oír siempre a
Jesús, esta actitud receptiva es para la palabra y la total aceptación de
Cristo, es una invitación a descubrir lo divino de sus enseñanzas y toda su
obra. En esta proclamación que hace el Padre de su Hijo, lo muestra como
Dios, revelando la filiación divina de Jesús. Por esos, la transfiguración consiste
esencialmente en la toma de conciencia, por parte de los tres apóstoles, de
que Jesús es verdaderamente el Mesías y además también revela que la persona
de Jesús, es el Hijo muy amado del Padre y trascendente que posee su misma
gloria divina. 5.8 LEVÁNTENSE Y NO TEMAN. Ante esta manifestación extraordinaria de
gloria, un gran temor se apodera de los discípulos. Jesús los reanima con su
gesto y su palabra como el Hijo del hombre de la visión de Daniel. Luego,
Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: “Levántense, no tengan miedo”.
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.” Se vuelve más desconcertante e
incomprensible a los discípulos lo que Jesús les dice mientras bajaban del
monte, el Hijo del hombre -la figura gloriosa esperada como conclusión de la
historia- deberá afrontar la muerte y resucitar. Entonces les ordenó: “No
hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre
los muertos”. 5.9 ESTAMOS LLAMADOS TAMBIÉN A TRANSFIGURARNOS Dios se le muestra al elegido y amado, de
tiempo en tiempo, algún reflejo del rostro divino, como una luz oculta entre
las manos que de vez en cuando y en otras se
esconde, como cada uno lo quiera hacer, para que, por estos reflejos
momentáneos y fugitivos, se inflame el alma en deseos de la plena posesión de
la luz eterna y de la herencia en la total visión de Dios, invitando a
transfigurarnos en El. Es así como también estamos llamados a
transfigurarnos cada vez más por la acción del Señor, la sociedad, el mundo,
y nosotros en él, se transformara cada vez que aceptamos la voz del Padre en
su Hijo, cuando escuchamos su Palabra y la llevamos a la vida. Aceptar las
palabras de Jesús, es una invitación a transfigurarnos, es decir a
transformarnos en hombres buenos, y salir al mundo a hacer el bien. "Envía tu luz y tu verdad; que ellas
me guíen hasta tu monte santo, hasta tu morada" (Sal 42,3). El
Señor les Bendiga Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant II Domingo de Cuaresma Ciclo “A” |
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