«Visión del collar», de Andrea Vaccaro, de
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Exposición
de Santa Teresa de Jesús en la Biblioteca Nacional de España SANTA
TERESA DE JESUS, LA PRUDENCIA Y DISCRECIÓN Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. LA
PRUDENCIA DE LOS JUSTOS Algo que está muy presente en las
personas religiosas, es la reserva o cautela para guardar un secreto o para
no contar lo que se sabe si no hay necesidad de que sea conocido por otras
personas, esto se hace por prudencia y discreción. Ciertamente, la
indiscreción, es decir lo contrario, lleva a la imprudencia y la
despreocupación del bienestar de la comunidad, de su ambiente y fraternidad.
Por tanto, es importante preocuparse de la prudencia y sensatez para formar
un juicio y tacto para hablar u obrar. En concreto, es necesario adquirir o
desarrollar las cualidades intelectuales y morales, pero también las
religiosas, que hacen del hombre un sabio y estas son; discreción, previsión,
sutileza, prudencia, constancia, diligencia, laboriosidad, generosidad,
magnanimidad, bondad, etc. Como dice san Pablo; “Pues el Señor no nos ha dado
espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de prudencia" (2Tm 1,6-7) y como dice el sabio; “El
que adquiere cordura se ama a sí mismo, el que sigue la prudencia, hallará la
dicha. (Proverbios 19,8) y también añade luego; “La prudencia del hombre
domina su ira, y su gloria es dejar pasar una ofensa.” (Proverbios 19,11). Muchos hombres, han sido enviado por
Dios al mundo a hacer su vida de fe con discreción, o en otra palabras con
prudencia, el ángel al anunciar el nacimiento de Juan Bautista, le dice a
Zacarías sobre Juan; “y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al
Señor su Dios, e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para
hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la
prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.” (Lc
1,16-17) En las Sagradas Escrituras, vamos a
encontrar muchos consejos porque debemos ser prudentes y discretos, por
ejemplo el consejo que se le da al pueblo de Dios; “Aprende dónde está la
prudencia, dónde la fuerza, dónde la inteligencia, para saber al mismo tiempo
dónde está la longevidad y la vida, dónde la luz de los ojos y la paz.”
(Baruc 3,9) 2. PRUDENTES, DISCRETAS, CAUTELOSAS, PERO AFABLES Y
ALEGRES No es
de extrañar entonces, que la Santa Madre Teresa de Jesús, enseñe a sus hijas
las monjas esta necesidad de ser prudentes, discretas, cautelosas y
reservadas, pero no para no ser comunicativas, porque para Teresa es
importante la relación entre sus monjas, por eso ella les dice que; “aquí todas han de ser amigas, todas
se han de amar, todas se han de querer, todas se han de ayudar; y guárdense
de estas particularidades, por amor del Señor, por santas que sean, que aun
entre hermanos suele ser ponzoña y ningún provecho en ello veo” (Camino de
Perfección 4,7) y más adelante añade; “A religiosas importa mucho esto:
mientras más santas, más conversables con sus hermanas; y que aunque sintáis
mucha pena, si no van sus pláticas todas como vos las querríais hablar, nunca
os extrañéis de ellas, si queréis aprovechar y ser amada. Que es lo que mucho
hemos de procurar: ser afables y agradar y contentar a las personas que
tratamos, en especial a nuestras hermanas.” (Camino de Perfección 41,7) En el
libro de la vida, a partir del capítulo 11, Teresa de Jesús comienza a
enseñar uno de sus métodos de cómo hacer oración y cuáles son los pasos que
debemos ir dando para las dificultades que vamos encontrando en este camino,
y que no debemos forzar a los que se les hace más difícil, ya que ella dice;
“muchas veces hacen que sin culpa suya no pueda hacer lo que quiere….Y
mientras más la quieren forzar en estos tiempos, es peor y dura más el mal”,
por eso aconseja; “que haya discreción”, y “no la ahoguen a la pobre.”,
porque; “si entonces la
oprimen es peor y dura más el mal. Hay que tener discreción para discernir
que de aquí proviene la sequedad, y no ahogar a la pobre alma” (Cfr. Libro Vida
11, 15). La
discreción no es apagarse, es así como Santa Teresa recomienda también; “Pues
procúrese a los principios andar con alegría y libertad, que hay algunas
personas que parece se les ha de ir la devoción si se descuidan un poco”, y
luego sigue; “Hay
muchas cosas en que es bueno tomar recreación, incluso para volver con más
fuerza a la oración. En esto es menester (necesario) discreción” (Cfr. Libro Vida
13, 1). 3. MUCHA
DISCRECIÓN Y PRUDENCIA AL PARECER DEL MAESTRO Continuando con su pedagogía sobre
la oración, citando a san Agustín, (Confesiones,
10, 29) “Dame,
Señor, lo que me mandas, y manda lo que quisieres”, dice Teresa que pensaba
muchas veces que no había perdido nada San Pedro en arrojarse en la mar,
aunque después temió (Mt. 14, 29-30), reconoce la
Santa Madre que “estas
primeras determinaciones son gran cosa, aunque en este primer estado es
menester (necesario) irse más deteniendo y atados (ir más despacio y
sometidos) a la discreción y parecer del maestro; mas han de mirar que sea
tal, que no los enseñe a ser sapos, (a
caminar lenta y rastreramente) ni
que se contente con que se muestre el alma a sólo cazar lagartijas (dar importancia a minucias insignificantes). ¡Siempre la humildad delante, para
entender que no han de venir estas fuerzas de las nuestras!” (Cfr. Libro Vida
13, 3). Profundizado como debemos actuar, nos
enseña Santa Teresa que; “Otra tentación es también muy frecuente, que es
desear que todos sean muy espirituales, en cuanto comienzan a gustar el
sosiego y ganancia que produce. (La oración), también precisa la santa; “El
desearlo no es malo; el procurarlo podrían no ser bueno, si no hay mucha
discreción y disimulo en hacerlo con tacto, para que no parezca que quieren
enseñar” (Cfr. Libro Vida 13,8). Finalizado su enseñanza sobre los modo de oración
y sus dificultades, y explicando; “cuán seguro camino es para los
contemplativos no levantar el espíritu a cosas altas si el Señor no le
levanta, y cómo ha de ser el medio para la más subida contemplación la
Humanidad de Cristo”, hace la Santa Madre una advertencia, sobre la necesidad
de la discreción; “Y
algunos que ya han tenido un poco de oración de quietud, creen que porque han
quedado quietos algún tiempo, podrán prescindir de meditar; y en vez de
progresar, retrocederán. Así que en todo es menester experiencia y
discreción. El Señor nos la conceda” (Libro Vida 22, 18). Más adelante nos da
una receta porque; “Con discreción, poco a poco iba dándome consejos para
vencer al demonio” (Libro Vida 23, 10). 4. NO FALTE LA DISCRECIÓN, ES PROVECHOSA EN
TODO ORDEN DE COSAS Enseña
el sabio; “Cuando entre la sabiduría en tu corazón y la ciencia sea dulce
para tu alma, velará sobre ti la reflexión y la prudencia te guardará”
(Proverbios 2,2), como también pide Teresa de Jesús; “Cuando se comienza, es
menester (necesario) gran discreción para que todo vaya con suavidad y se
acostumbre el espíritu a obrar interiormente; procúrese mucho evitar
manifestaciones exteriores” (Libro Vida 29, 9). Y
que no falte la prudencia y discreción, en las cosas y las personas que amamos,
Teresa dice que; “Si con este amor espiritual amamos a personas espirituales,
especialmente al confesor, con templanza y discreción, es provechoso” (Camino
de Perfección 4, 13). Y el sabio de las Escritura nos recuerda; “¿Amas la
justicia? Las virtudes son sus empeños, pues ella enseña la moderación y la
prudencia, la justicia y la fortaleza: lo más provechoso para el hombre en la
vida.” (Sabiduría 8, 7). Teresa de Jesús, pide prudencia y
discreción en todo orden de cosas, y si ella lo considera necesario, es
porque la ha experimentado en carne propia y la ha aprendido de buenas
amigas, como ella mismo lo revela: “Pues comenzando a gustar de la buena y
santa conversación de esta monja, holgábame de oírla cuán bien hablaba de
Dios, porque era muy discreta y santa.”
(Libro Vida 3, 1) Teresa se refiere a Doña María de Briceño, de Avila,
y de unos 33 años, agustina en Santa María de Gracia desde los 16. Ella ejercerá
influjo decisivo en Teresa. Y viene bien a esto lo que señala el sabio; “feliz
quien ha encontrado la prudencia, y quien la expone a oídos que escuchan.”
(Eclesiástico 25,9) Sigue Teresa; “Así que unas se apiaden de las necesidades
de las otras; pero tengan cuidado de que no falte la discreción en cosas que
vayan contra la obediencia” (Camino de Perfección 7, 7). Teresa llama a confiar en los
superiores, como la priora, y para ello también aconseja la discreción; “El
Señor nos dé luz para todo, por su bondad; gran cosa es la discreción y
confiar en los superiores y no en nosotras” (Meditación de los Cantares 2,
17). “Os parecerá, hijas, que eso no va bien, pues es tan loable cosa hacer
las cosas con discreción” (Meditación de los Cantares 3, 2). “También podría
hacer brotar esta tentación con la priora, y sería más peligroso. Para este
caso hace falta mucha discreción” (I Moradas 2, 18). Otra recomendación de la Santa Madre
a sus hijas; “No penséis que está la cosa en que, si se muere mi padre o mi
hermano, me conforme tanto con la voluntad de Dios que no lo sienta, y que si
hay trabajos y enfermedades lo sufra con alegría. Bueno es esto, y a veces es
discreción, porque no podemos más y hacemos de la necesidad virtud” (V Moradas
3, 7). 5. LA
DISCRECIÓN ES GRAN COSA PARA EL GOBIERNO Y EN ESTAS CASAS MUY NECESARIA No solo en su Libro Vida, donde
Teresa narra su experiencia de vida, o en el libro Camino de Perfección, preocupado
de escribir sobre el amor, desasimiento y humildad como bases de la vida
comunitaria; “El verdadero humilde ha de ir contento por el camino que le
llevare el Señor” (Camino de Perfección 15, 2), de la oración, de perseverar
con humildad frente a Dios sin exigir o buscar experiencias sobrenaturales:
“…importa mucho entender que no a todos lleva Dios por un camino; y, por
ventura, el que le pareciere va por muy más bajo está más alto…” (Camino de
Perfección 27,2), sino que además en todo lo que escribe, está presente la
enseñanza de la discreción, sutileza, prudencia, constancia, diligencia,
laboriosidad, generosidad, magnanimidad, bondad, temor de Dios sobre todo,
como nos piden los mandatos del Señor. Es así como el Libro de la
Fundaciones escrito por Santa Teresa de Jesús, no está exento de enseñar y
pedir que sus hijas en cada una de las casa fundadas por ella tengan presente
una vida discreta y prudente. Teresa escribe a sus monjas que
viven en Monasterio de San José de Salamanca, avisos importantes a las
priora: “Tengan mucho cuidado en que cosas como éstas se comuniquen con los
de fuera ni con confesores que no tengan prudencia para callar; aunque sean
muy de Dios, ni mercedes conocidas como milagrosas; porque importa mucho esto
-más de lo que podrán entender-, y no lo traten unas con otras. Y vean a la
priora con prudencia, más inclinada siempre a alabar a las que se distinguen
en la humildad y mortificación y obediencia, que a las que Dios llevare por
este camino de oración muy sobrenatural, aunque tengan todas las otras
virtudes. Porque si es espíritu del Señor, trae consigo humildad para gustar
de ser despreciada, y a ella no hará daño y a las otras hace provecho; porque
como a esto no pueden llegar -pues lo da Dios a quien quiere-, se
desconsolarían, y las otras virtudes, aunque también las da Dios, se pueden
adquirir mejor y son de gran precio para la religión” (Fundaciones 18, 6). Y más
adelante añade; “La discreción es gran cosa para el gobierno y en estas casas
muy necesaria... porque es mayor el cuidado que se tiene con las súbditas,
tanto de lo interior como de lo exterior” (Fundaciones 18, 6). “Informaos siempre de quien tenga
letras, que en éstas hallaréis el camino de la perfección con discreción y
verdad. Necesitan mucho las prioras, si quieren hacer bien su oficio,
confesarse con letrado (y si no, harán muchos borrones, pensando que es
santidad), e incluso aun procurar que sus mojas se confiesen con quien tenga
letras” (Fundaciones 19, 1). Al fundación de Villanueva de la
Jara; “En especial en la mortificación importa mucho y por amor de nuestro
Señor que adviertan en ello las superioras, porque es cosa muy importante la
discreción en estas cosas y el conocer los talentos; y si en esto no van muy
atentos, en vez de aprovecharlas las harán gran daño y las traerán en
desasosiego” (Fundaciones 28, 7). Fundación de San José de nuestra
Señora de la calle, de Palencia; “Viene
conmigo una compañera lega, mas tan gran sierva de Dios y discreta, que me
puede ayudar más que otras que son de coro” (Fundaciones 29, 10). 6. LOS
QUE DIRIGEN Y ENSEÑAN, NO OLVIDEN LA PRUDENCIA Y LA DISCRECIÓN. Todos los santos han sido prudentes,
juiciosos y parece ser que nadie puede ser canonizado, si no supera el examen
de la discreción. La prudencia en cuanto natural, como todo hábito, se
engendra por la repetición de actos. En cuanto infusa, es infundida por Dios
con la gracia santificante, por eso se pierde por un pecado grave, que priva
de la gracia y de la caridad. Es así como Santa Teresa pone la discreción
como la constante en todas sus empresas, y en la selección de vocaciones, en
el discernimiento de los talentos y en el trato con las gentes. Afirma que
"la prudencia es gran cosa para el gobierno". "Gran cosa es la
discreción". Discreción y suavidad es algo muy importante para la Santa Madre.
Y no consiente con los que por prudencia de la carne, van componiendo sus
sermones para no descontentar a las gentes y, sobre todo, a los grandes. Y
así emplea todos sus argumentos, como dice el sabio; “para enseñar a los
simples la prudencia, a los jóvenes ciencia y reflexión” (Proverbios 1,4) Instruye Terea de Jesús a sus hija;
“La maestra de novicias sea de mucha prudencia y oración y espíritu” (Constituciones
9, 7). “Las prioras siempre necesitan comunicarse con las que entienden mejor
y son más discretas” (Visita de Descalzas 19). “Nunca reprender a nadie sin
discreción y humildad y confusión propia de sí” (Avisos 2). “Oh, lo que él se
ha alegrado de sus cartas! No acaba de hablar de su discreción” (Cta 108). “El
padre visitador está bien, que hace dos días me dieron carta suya. Tiene gran
cuidado de escribirme y hasta ahora le va muy bien con aquella gente; mas él
lo lleva con una discreción y suavidad grandes” (Cta 139, 4). “También
suplico a usted que hable con mucho prudencia si tiene queja de alguno, que
tengo miedo que se descuide en esto -como es tan claro-, y aun lo sé y quiera
Dios que no llegue a sus oídos” (Cta 186, 4 al P. Ambrosio Mariano, en
Madrid). “Ahora es menester la prudencia, y así la de dé Dios, como hizo en
la cuestión del obispo. Sea por todo bendito, que en fin favorecerá su obra”
(Cta 186, 7 al P. Ambrosio Mariano de san Benito en Madrid). 7. EN
TODO ES MUY NECESARIO DISCRECIÓN. En todo es muy necesario discreción.
(Camino de Perfección 19,13) Teresa de Jesús, no solo es maestra de oración,
sino que además es maestra de virtudes, por eso nos hace comprender esta
necesidad de la discreción, que es hija de la prudencia y la reserva, que nos
invita a decir lo que en verdad hace bien y conviene, como callar aquello que
nos ha sido confiado, por tanto no debemos decirlo a los demás. En otras
palabras, es la sensatez para formar un juicio y el tacto para hablar y comportarse,
es la pequeña virtud de la delicadeza, de la fineza espiritual, de la
prudencia en el juzgar, en el obrar, en el hablar, en el mirar, la que nos
lleva actuar y hablar con oportunidad. Por eso, la discreción es el mundo de
la medida y la mesura. No olvidemos, que la discreción no
solo es saber proteger las intimidades de la vida propia, también de la vida
ajena, que pueden ser desde cosas confiadas que sabemos del prójimo, deseos indefinidos
de otras personas, frustraciones, miedos, insatisfacciones, propósitos no alcanzados,
etc. Sin olvidar además, que en algunas ocasiones, nuestra amistad no es única,
como dice el refrán: “Tu amigo tiene un amigo, y el amigo de tu amigo, otro.
Por lo tanto, sé discreto”. No es fácil ser prudente y discreto,
pero es importante decidirse por esta virtud, que con tanto afán enseña Santa
Teresa de Jesús, recordando que una persona discreta no invade ni violenta la
intimidad ajena y no dice comentarios que afecten de mala manera al prójimo.
Exclama la Santa Madre; “Oh, por amor de Dios, hermanas mías; que ninguna se
deje llevar de indiscreta caridad manifestando tener lástima de la otra en
estos fingidos agravios, que sería como la que tuvieron los amigos del santo
Job y su mujer con él” (Camino de Perfección 12, 9). “Y no se engañen con piedades
indiscretas, que alborotan a todas con sus imprudencias” (Fundaciones 7, 5). Son
estas sabias recomendaciones para las monjas, pero muy necesaria también para
que todos llevemos una buena forma de convivir. Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Noviembre
de 2015 Estas enseñanzas, sobre la prudencia y la discreción, es producto de
largas conversaciones con quien fue mi amigo y director de mi vida espiritual
el Fr. Eugenio Gurrutxaga A. OCD Publicado en mi web www.caminando-con-jesus.org
sección teresa de jesus Fuentes Bibliográficas y de
referencias Obras Completas, Editorial
Monte Carmelo Mi libro, Teresa de Jesús nos habla
de Dios, Editorial Monte Carmelo Textos Bíblicos, Biblia de
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