EL ADVIENTO La
Iglesia, para comenzar el año litúrgico, celebra la llegada de Cristo con los
hombres con una gran fiesta a la cual llamamos Navidad. Esta fiesta es tan
importante para los cristianos que la Iglesia, antes de celebrarla, prepara a
sus hijos durante el período conocido como Adviento. Ya desde tiempos remotos
la Iglesia acostumbra tener esta preparación. La
palabra Adviento, como se conoce este periodo, significa "llegada"
y claramente indica el espíritu de vigilia y preparación que los cristianos
deben vivir. Al igual que se prepara la casa para recibir a un invitado muy
especial y celebrar su estancia con nosotros, durante los cuatro domingos que
anteceden a la fiesta de Navidad, los cristianos preparan su alma para
recibir a Cristo y celebrar con Él su presencia entre nosotros. En
este tiempo es muy característico pensar: ¿cómo vamos a celebrar la Noche
Buena y el día de Navidad? ¿con quien vamos a
disfrutar estas fiestas? ¿qué vamos a regalar? Pero
todo este ajetreo no tiene sentido si no consideramos que Cristo es el
festejado a quien tenemos que acompañar y agasajar en este día. Cristo quiere
que le demos lo más preciado que tenemos: nuestra propia vida; por lo que el
período de Adviento nos sirve para preparar ese regalo que Jesús quiere, es
decir, el adviento es un tiempo para tomar conciencia de lo que vamos a
celebrar y de preparación espiritual. Durante
el Adviento los cristianos renuevan el deseo de recibir a Cristo por medio de
la oración, el sacrificio, la generosidad y la caridad con los que nos
rodean, es decir, renovarnos procurando ser mejores nuestra vida para recibir
a Jesús. La
Iglesia durante las cuatro semanas anteriores a la Navidad y especialmente
los domingos dedica la liturgia de la misa a la contemplación de la primera
"llegada" de Cristo a la tierra, de su próxima "llegada"
triunfal y la disposición que debemos tener para recibirlo. El color morado
de los ornamentos usados en sus celebraciones nos recuerda la actitud de
penitencia y sacrificio que todos los cristianos debemos tener para
prepararnos a tan importante evento. La
familia como Iglesia doméstica procura reunirse para hacer más profunda esta
preparación. Algunas familias se unen para orar en torno a una corona de
ramas de hojas perennes sobre la cuál colocan velas que van encendiendo cada
domingo. En otros lugares se elabora un calendario en el cuál se marcan los
días que pasan hasta llegar al día de Navidad. En algunos países como México
familiares y amigos se reúnen para celebrar las Posadas rezando el rosario,
recordando el peregrinar de María y José para llegar a Belén. En todas estas
reuniones el sentido de penitencia y sacrificio se enriquece por la esperanza
y el espíritu de fraternidad y generosidad que surge de la alegría de que
Dios pronto estará con nosotros. Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds |